Los movimientos sanadores que se pueden producir en el campo al trabajar tu asunto en una #constelación (como hacer una reverencia, mirar a los ojos y dar gracias, abrazar, entre muchos otros), con toda la potencia que tienen cuando se trabaja desde el corazón, son un primer paso en este proceso de recuperar el movimiento natural en una imagen sana, como por ejemplo entre #padres e #hijos, donde "los padres dan y los hijos toman". Desde mi vivencia, creo que como un sagrado mazazo en la cabeza nos despiertan para recuperar lo que nos corresponde en nuestro lugar de hijos, pero el trabajo no termina cuando se cierra la constelación en un taller o sesión individual.
Como bien dice mi maestra, Cristina Llaguno, "sin movimiento no hay sanación" y las constelaciones son una puerta de entrada para ese movimiento (padecemos cuando se interrumpe). Lo que viene luego es el proceso de vivir en #consciencia este #movimiento que nunca termina.
En mi caso, comenzó con una "leve" molestia hacia mi #madre y su insistencia para que yo fuera "ordenada" (entre muchas otras, claro que no he sido una hija fácil). De adulta me vi padeciendo las consecuencias en ámbitos más allá del doméstico, de haberme resistido a "tomar" lo que mi madre me ofreció y comprendi todo el sentido que tiene hacer una reverencia a los padres, y en este caso a mi madre, cuando tuve que soltar la arrogancia de golpe (porque las cosas "a mi modo" no estaban resultando) para bajar la cabeza y decir "sí" a lo que ella me ofreció por largo tiempo.
Comprendí que aunque no termina de gustarme eso de ser ordenada, al hacerlo diariamente otras cosas que sí disfruto son posibles (los hábitos de mi madre tenian un efecto de largo alcance), entonces surje en mi inevitablemente un "GRACIAS" y sé que cada vez que me visita y me ve lavando platos con dedicación, una parte de ella se siente honrada.
La mayor parte del tiempo habitamos el mundo desde nuestra cabeza y le dejamos poco espacio al #corazón para hacer la síntesis completa de lo que estamos viviendo. Creo que tomar a nuestros padres es mucho más simple de lo que nuestra parte racional (y muchas veces también la arrogancia) nos permite comprender.

Comentarios
Publicar un comentario