Solo vemos aquello que estamos en condiciones de ver. Nuestras palabras, juicios y opiniones, más allá de pretender definir el mundo, o incluso a otros, reflejan en primer lugar quienes somos. Muy de acuerdo con las conclusiones de Maturana, el observador afecta inevitablemente lo observado.
Por eso, viene bien recordar en momentos difíciles los dichos de los sabios: "Eres amo de tu silencio y esclavo de tus palabras"

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