Mi sobrina me preguntó un día qué era la
terapia floral. Le comenté que era una forma de "terapia
vibracional…" y vi que definitivamente no era un lenguaje comprensible ni
simple el que estaba usando.
Se me ocurrió entonces comentarle, que
distintas tradiciones orientales, tenían la visión del ser humano como una
totalidad que abarcaba un poco más que el cuerpo que podemos ver y tocar. Es
decir, que después del cuerpo que vemos, tenemos otros cuerpos o capas que no
se ven, pero que estarían relacionadas con lo que sentimos, con lo que pensamos
y con la posibilidad de conectarnos con todo lo que nos rodea.
Todavía, me di cuenta, mi explicación no
lograba ser lo suficientemente clara y sencilla, así que le propuse que se
imaginara que sobre el cuerpo y la ropa que tenía puesta, tenía además una capa
de ropa transparente que la envolvía completamente, y después venían tres capas
más, cada una con una función, y aunque no las podíamos ver a simple vista
estaban presentes, tal como lo plantean en “El Gran Libro de los Chakras” de Shalila Sharamon y Bodo J. Baginski (2006), donde los autores distinguen 4 cuerpos energéticos, además del cuerpo físico: Cuerpo etérico, Cuerpo emocional, Cuerpo mental, Cuerpo espiritual. Estos cuerpos representarían portadores de conciencia -es decir, cada uno portaría conciencia en relación a un ámbito o plano de la vida- y están interrelacionados entre sí. Cada uno de ellos vibra en una frecuencia distinta según el plano de la vida con el cual se relaciona; cada uno de ellos tiene una función en ámbitos de competencia distintos y al mismo tiempo todos en conjunto contribuyen a la manifestación total de nuestra alma en la vida que estamos viviendo. Todos son muy necesarios.
Tal como ocurre con la ropa que ocupamos, el tema con estos cuerpos que no vemos, con estas “capas” que nos envuelven, es que si no les damos atención, no les damos el cuidado que necesitan para cumplir eficientemente su función. Entonces nuestra “ropa transparente” puede no estar limpia, o puede estar un poco desordenada, o hasta desgastada, pero sin conciencia de ello, no hacemos nada para resolver. Y así, muchas veces nos sentimos incómodos en ciertas situaciones, o vulnerables y no sabemos por qué.
Ahora, retomando la pregunta inicial acerca de la terapia floral, se podría decir que las preparaciones de esencias florales ayudan a limpiar, reparar, fortalecer algunos de estos cuerpos invisibles cuando es necesario, lo que se puede experimentar luego como una sensación de bienestar y armonía. Bach (tomado del libro “BACH POR BACH. Obras completas. Escritos Florales” Edward Bach. Ediciones Continente, 1993), propone que el malestar, la enfermedad, no es algo que se deba suprimir, si no un beneficio a comprender, es decir, nos abre a un modo de develar el Ser en sus partes oscuras y rechazadas, aquellas partes de nosotros que no son evidentes, lo que nos obliga a completarnos, integrarnos y crecer.
Tal como ocurre con la ropa que ocupamos, el tema con estos cuerpos que no vemos, con estas “capas” que nos envuelven, es que si no les damos atención, no les damos el cuidado que necesitan para cumplir eficientemente su función. Entonces nuestra “ropa transparente” puede no estar limpia, o puede estar un poco desordenada, o hasta desgastada, pero sin conciencia de ello, no hacemos nada para resolver. Y así, muchas veces nos sentimos incómodos en ciertas situaciones, o vulnerables y no sabemos por qué.
Ahora, retomando la pregunta inicial acerca de la terapia floral, se podría decir que las preparaciones de esencias florales ayudan a limpiar, reparar, fortalecer algunos de estos cuerpos invisibles cuando es necesario, lo que se puede experimentar luego como una sensación de bienestar y armonía. Bach (tomado del libro “BACH POR BACH. Obras completas. Escritos Florales” Edward Bach. Ediciones Continente, 1993), propone que el malestar, la enfermedad, no es algo que se deba suprimir, si no un beneficio a comprender, es decir, nos abre a un modo de develar el Ser en sus partes oscuras y rechazadas, aquellas partes de nosotros que no son evidentes, lo que nos obliga a completarnos, integrarnos y crecer.
De acuerdo a esto, los remedios florales,
según propone Bach actúan elevando nuestras vibraciones y abriendo nuestros
canales para la recepción del Ser superior o de nuestra alma, para inundar
nuestra naturaleza con la virtud particular que necesitamos y borrar los
defectos que causan dolor. Siguiendo el ejemplo de los "ropajes transparentes", la terapia vibracional vendría a funcionar como una invitación a atender aquellos ropajes descuidados, una oportunidad para remendar, limpiar o ajustar estas envolturas que nos protegen, de manera que estemos mejor preparados para enfrentar los desafíos de nuestro momento actual.
Se trata de remedios energéticos que
podrían eventualmente sanar y reparar la conexión adecuada con nuestra alma, para disfrutar la vida con todas las lecciones que tiene para nosotros.
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